jueves, 1 de diciembre de 2011

¿Somos libres?

Con esa pregunta empezaba el ensayo titulado "hombres auténticos" que escribí en el año 2007 para participar de las olimpiadas de filosofía. Hoy a la luz de nuevos conocimientos retomo las ideas de aquel ensayo para explicar porque creo que no somos libres y de que manera pienso que puede conquistarse la libertad.


Libertad y esclavitud.
Primero vamos a las definiciones, tomaremos las del diccionario.
La libertad es según el diccionario de la RAE: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
La Esclavitud según el mismo diccionario es la Condición del esclavo. Esclavo es una persona que carece de libertad por estar bajo el dominio de otra.

El nacimiento de la esclavitud.
Durante mucho tiempo (y aun hoy) los hombres de ciencia marcan una línea evolutiva que va desde las sociedades primitivas hasta el capitalismo.
Lo que dicen es que el hombre fue evolucionando, mejorando la técnica y el modo de organización política y, de este modo, mejorando sus condiciones de existencia. Sin embargo algunos antropólogos se han encargado de refutar estas ideas.
Marshall Sahlins en su libro “Economía de la edad de piedra”, demuestra que las sociedades primitivas son sociedades de opulencia. Refuta a los evolucionistas diciendo: “habiéndole atribuido al cazador impulsos burgueses y herramientas paleolíticas juzgamos su situación desesperada por adelantado. Sin embargo la escasez no es una propiedad intrínseca de los medios técnicos. Es una relación entre los medios y los fines”.
Por su parte Pierre Clastres en su libro “La sociedad contra el estado” refuta la idea de que todas las sociedades necesariamente evolucionen desde un sistema igualitario a sistemas jerárquicos y finalmente a sistemas estatales. En sus estudios demuestra que las sociedades primitivas tienen mecanismos que hacen imposible e impensable el estado. De hecho parafraseando a los marxistas Clastres dice: “La historia de los pueblos que tienen una Historia es la historia de la lucha de clases. La historia de los pueblos sin Historia es, diremos con la misma verdad, la historia de su lucha contra el Estado.” Dentro de estos “pueblos sin historia” Clastres incluye tanto a cazadores-recolectores como a agricultores.
Lamentablemente este autor murió en un accidente de tránsito a los 43 años, dejando inconclusa la cuestión de la aparición del estado.
Así puestas las cosas el nacimiento de la esclavitud esta dentro de un periodo oscuro. ¿Cómo es posible que sociedades opulentas cambiaran su modo de producir por otros menos efectivos? ¿Por qué las sociedades igualitarias inventaron la propiedad privada, causa de la desigualdad? ¿como es posible que de sociedades en contra de las jerarquías y del estado surjan jefes, sacerdotes, reyes y esclavos?. Existen algunas teorías que hablan del aumento poblacional, el cambio de clima, entre otras como causas del nacimiento del estado. Sin embargo estas no han sido debidamente probadas. Dejamos esta cuestión a los científicos que quieran profundizarla.
Por lo pronto quedémonos con la siguiente idea: antes de la historia (en la llamada prehistoria) no había ni propiedad privada, ni estado y por lo tanto no había esclavitud.
¿Que pudo haber ocurrido? Imaginemos que unos hombres se confabularon para someter a otros por medio de la violencia (y el miedo que esta genera) y el engaño (y la ignorancia que lo hace posible). Así empezó la historia, así nacieron el estado y la propiedad privada y con ellos la esclavitud.
Expliquemos mejor este punto: para que existan esclavos es necesario que existan propietarios y que a su vez estos necesiten mano de obra barata. Esa mano de obra se reclutara por la violencia o por el engaño. El estado, que por definición es quien tiene el monopolio legítimo de la violencia, será el encargado de establecer leyes que protejan a los propietarios y de velar por el cumplimiento de las mismas, además de enfrentar agresiones interiores (de parte de los esclavos) o exteriores.
Tengamos en cuenta que hasta hace no mucho tiempo, gobernantes y propietarios eran la misma cosa. Hoy, revolución industrial y revolución francesa de por medio, tenemos una democracia liberal y decimos que “el estado somos todos”. Seguimos defendiendo con leyes a la propiedad privada, porque de algún modo todos somos propietarios.
¿De que somos propietarios? ¿Todos somos dueños de los medios de producción con los cuales obtenemos nuestro sustento? No, claro que no. La mayoría de los que trabajan lo hacen en relación de dependencia. Los profesionales tienen una cierta independencia, pero esta depende de cómo este el mercado laboral en su rubro. Un arquitecto por ejemplo depende de cómo le este llendo a la construcción que a su vez depende de cómo este la economía del país. Todo se decide lejos y sin embargo creemos decidir.
Los nuevos amos de la humanidad esclavizada les hacen creer a los esclavos que con su voto deciden, han vuelto a los esclavos en contra de los esclavos en nombre de la propiedad, el bien mas sagrado, y de ese modo han garantizado mejor que nunca su seguridad.

El hombre autentico
Etimológicamente la palabra autenticidad proviene de autoría. Los hombres auténticos son por lo tanto autores de sí mismos. Para poder ser autentico el hombre necesita antes ser libre ya que el esclavo no puede ser autor de si mismo por que pertenece a un amo que le dice que hacer.
Hoy los esclavos hacen exactamente lo que el sistema le pide: producir y consumir. El sistema crea cada vez más necesidades que alejan más al hombre de los demás y de sí mismo. La posibilidad de la autenticidad consecuencia de la libertad se aleja así cada vez más.
Pero durante toda la historia hubo algunos hombres, consientes de su esclavitud que no se resignaron a perder la posibilidad de ser libres y auténticos.
Sus nombres han sido borrados en muchos acasos, y aun así podríamos abundar en ejemplos.
Para no extendernos mucho solo recordemos algunos actos de libertad cercanos: sabiendo que su vida corría riesgo hombres y mujeres se atrevieron a ser testigos en los juicios contra los represores. Sabiendo de la violencia sindical jóvenes apoyaron y apoyan la lucha de los trabajadores precarizados. Sabiendo que la trata de personas es una mafia relacionada con el poder político y económico algunas personas recorren el país investigándola y denunciándola.
Podríamos seguir, baste decir que se trata de valientes que ponen la libertad por encima de su vida y comprenden que para que la libertad sea posible todos debemos ser libres.
No siempre se trata de héroes a veces son pequeños hombres los que llevan adelante la lucha material y espiritual contra la esclavitud cada dia construyendo la libertad. Su lucha consiste en despertar la conciencia en los demás hombres y en organizarse junto con ellos para conquistar la libertad.
Contra ellos no hay violencia ni engaño que valgan. Se enfrentan al sistema y gritan bien alto, como lo hicieron Ernesto Guevara y Emiliano Zapata, “prefiero morir de pie a vivir arrodillado”.

Conclusión:
Si bien este texto contiene ideas anarquistas quiero dejar claro que quienes yo considero como hombres auténticos pueden adherir o no a esta ideología. De hecho pueden tener creencias que a priori parecen ser contrarias al anarquismo, es decir pueden ser cristianos o musulmanes, como Monseñor Romero y Malcolm X. La mejor conclusión está en estas palabras de Agustín Tosco: “que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su compañero y su hermano”.

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