sábado, 6 de agosto de 2011

Hiroshima y Nagasaki: una herida abierta.

La crisis nuclear en Japón, por el terremoto y el tsunami de marzo pasado que afectaron la central de Fukushima, ha revivido en el pueblo japonés dolorosos recuerdos sobre los daños causados por la radiación.
La nación asiática, ni el mundo, han podido olvidar aquel fatídico seis de agosto de 1945 cuando Estados Unidos lanzó, al término de la Segunda Guerra Mundial, la bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima y dos días después sobre Nagasaki.
Los daños fueron cuantiosos, pero la verdadera tragedia fue la pérdida de vidas humanas. Hiroshima, con una población de 350 mil habitantes, perdió instantáneamente a 70 mil y en los siguientes cinco años murieron 70 mil más a causa de la radiación.
En Nagasaki, donde había 270 mil habitantes, murieron más de 70 mil antes de que terminara 1945 y miles más durante los siguientes años.
A pesar de que han transcurrido más de 6 décadas de aquella tragedia, muchos japoneses aún son víctimas de sus secuelas. Los estudios han revelado que todavía hay mujeres que tienen cáncer de mama tras los efectos de las radiaciones ionizantes liberadas en Hiroshima y Nagasaki.
Generaciones de japoneses debieron soportar malformaciones físicas por causa de la radiactividad.
Sin embargo, el mundo parece no haber aprendido la lección y en la actualidad son varias las naciones que poseen armas nucleares que atentan contra la seguridad y la paz internacional.
Al respecto el máximo dirigente de la revolución cubana, Fidel Castro, ha alertado sobre los peligros para la humanidad de una posible confrontación en la que entre en juego el armamento nuclear.
En ese sentido ha advertido que el poder del arsenal nuclear acumulado en la actualidad por las potencias es 450 MIL veces más que las bombas que destruyeron las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en las postrimerías de la segunda guerra mundial.
En sus reflexiones ha manifestado que no sólo "habría daños colaterales" sino que "en una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la Humanidad".
Sin embargo, a pesar de esa amenaza y de los trágicos sucesos de aquel seis de agosto de 1945 en Hiroshima, el mundo no ha sido capaz de eliminar de la faz de la tierra ese armamento poniendo en riesgo la supervivencia de la misma humanidad.

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