jueves, 18 de marzo de 2010

Don Zatti, el enfermero santo de la Patagonia

Artemides Zatti nace en Boretto (Regio Emilia, Italia) el 12 de octubre de 1880. No tardó en experimentar la dureza del sacrificio, tanto que a los 9 años ya se ganaba la jornada como peón. La familia, obligada por la pobreza, emigró a Argentina, a los 17 años llegó como inmigrante con sus padres y hermanos a principio de 1897 para establecerse en Bahía Blanca. Aquí comienza a frecuentar la parroquia dirigida por los salesianos.
A los 20 años sintió el llamado de Dios a la vida religiosa y dejando todo ingresa al aspirantado salesiano, Le fue confiado, entre otros, el encargo de asistir a un joven sacerdote tuberculoso. Por esto él contrajo también la enfermedad. Fue enviado al hospital de San José. Aquí fue particularmente seguido por el "cura dotor" Evaristo Garrone. Trasladado a Viedma, pidió a la Virgen su curación y prometió dedicarse a los enfermos que lo rodeaban.
En 1908 Zatti se consagró a Dios como Salesiano Coadjutor. Y apartir de ese momento y durante más de 40 años se dedicó a los enfermos del hospital San José, de Viedma. Fue encargado y administrador del hospital, que recibía enfermos de toda la región, ante la indiferencia, y a veces la oposición, de las autoridades locales. Habia aprendido a multiplicarse por cuatro: dirige el hospital, paga el persona, estipula contratos, compra leche y verdurass para los enfermos, vigila la cocina y la limpieza, y si no hay quien limpie el mismo empuña la escoba.
Pero el trabajo mas abundante -que lo angustiara hasta el dia de su muerte- es el de juntar los pesos y los centavos para afrontar los gastos administrativos ya que la regla del hospital y de la farmacia era esta: "quien tiene poco paga poco y quien no tiene nada no paga nada" y estos ultimos clientes eran enormemente mas abundantes.
Entonces él, en su mitica bicicleta, da vuelta por todas partes. La gente ya sabe. Si va pedaleando vestido con delantal blanco va a curar a un enfermo. Pero si lleva sombrero va al Banco o a la casa de algun benefactor.
En 1914 obtiene la ciduadania argentina. Esta feliz, pues ama a su segunda patria tanto como a la primera. Pero en agosto de el año siguiente tiene que verselas con la justicia. Se lo acusa de complice de la fuga de un preso que estaba bajo su cuidado en el hospital. La gente de Viedma no puede creer lo que ven sus ojos. Zatti, entre dos agentes de policia camino a la comisaria. Y luego a la carcel. Y luego al tribunal. Siempre escoltado por policias armados de mauser, siempre sonriente y con el rosario en la mano. Y asi, tras cinco dias de calabozo (realmente tenia necesidad de algunos dias de vacaciones") y su regreso al hospital resulta triunfal. Al regresar pregunta: "¿Respiran todos?" "¡Todos don Zatti!" "Deo gratias!" y enseguida pone manos a la obra.
Su celo apostólico lo movía a visitar día y noche con su legendaria bicicleta a los enfermos de ambos poblados ribereños del río Negro. Su fama de enfermero santo corrió por todo el sur, y de toda la Patagonia llegaban enfermos que él recibía gratuitamente, confiado en la Providencia que nunca le dejó faltar medicinas, alimento y ropa para todos. Muchisimas anecdotas hay para contar sobre Don Zatti, sobre su humor, su amor, su pobreza, su entrega total a Dios, a ese Dios que el veia y servia en sus pacientes.

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